domingo, noviembre 11, 2007

Rocín

Para ti la flor glacial
A. Naranjo

Para ti la sombra de la espalda
para ti la cicatriz del beso
para ti el cáncer de la voz

lamia
rocín
ceniza

para ti la cárcel del secreto
para ti la fe del veneno
para ti la mácula letal

sicalíptica
platero
bruma

para ti las razones del miedo
para ti el envés del cerezo
para ti la cal, la sed, la peste

para ti,
el hedor del verso

viernes, noviembre 09, 2007

SUEÑO

Un par de meses post quem el derrumbe de un edificio viejo, tras viajar entre los escombros, el presente texto fue hallado en el basurero municipal. La publicación del mismo pretende servir de anzuelo para hallar el resto. Se convoca a una búsqueda masiva en cada basurero particular a fin de dar trabajo a las costureras.

Pensaba: «Éste debe ser el principio que algún momento leía en los libros que no se han escrito aún», y le parecía que con imaginarlo esos libros se escribirían al momento.

Todo era oscuro y sin embargo veía las sombras que bailaban sobre la oscuridad. Sentía que sus ojos permanecían cerrados aún sin saber dónde se hallaba. No podía pensar, en realidad no le gustaba pensar y eso le daba cierta comodidad en medio de una gran incertidumbre. Escuchaba voces lejanas, pero tenía la impresión de que venían acercándose y que dentro de poco podría incluso verlas.

Como un recuerdo, pensaba que en algún momento el sol se había caído del cielo y que no se había dado cuenta de cuándo ni por qué.

Miraba al cielo, lo imaginaba pues en realidad no había ningún cielo; un movimiento en todas las direcciones del que se desprendían una especie de luces, era en verdad lo que percibía, y luego una calma profunda, oscura.

Entonces se miraba adentro y tampoco ahí algo tenía sentido. Se daba cuenta de que aún no estaba hecho; carecía de forma alguna pero podía entender todas las formas posibles que iban brotando por apenas instantes dentro del movimiento.

«Todo ha terminado», y sorprendía al pensarlo, pues se daba cuenta de que no había pensamiento alguno.

Las voces se acercaban y podía distinguir que eran voces de mujeres. Una fuerza femenina comenzaba a abrigarlo y el movimiento desértico se iba asentando.

¡Las sombras que bailaban, ya lo podía distinguir, eran las mismas voces! La oscuridad se volvía más profunda y el calor más insoportable.

Todo quedaba calmo.

En su corazón brotaba la angustia, pues ese nombre le puso, y una extraña emoción: un sentido de belleza que dibujaba una lágrima luminosa que, al caer, se convertía en fuego.

«Fuego» lo nombraba. Y ese fuego movía todo lo que se iba formando, lo ordenaba, le daba sentido…

Sentía que se rompía de poco en menos, sentía de pronto sus manos y que tenía un cuerpo en algún lugar.

Despertaba.

NOCHE


Sometimes words are meanless

I

Poner mi corazón frente al fuego de tus aguas
y oír de tu boca un lobo aullar
Tener en este presente (en cada uno de estos presentes)
el sabor de la noche
y tus olores grabados en el cielo.

Perder los controles, olvidar la palabra
o dejarla en el rincón
y acercarse un poco a ver
en la profundidad del sueño
tus manos, manos que danzan
manos que me besan y que beso
en este momento.

II

Antes
El antes que escribes
El que te mira de reojo
receloso, impaciente, permanece
en tu retina
El que antes tomaba con sus manos los dados
Y con sus labios tus muertes
El que habita en tí
en tu hospitalidad
que lo acoge despeinado de locuras
de tiempo que no vuelve más
El antes que ahora se evapora
Él
El que despides

III

Un astro que nos espía
una relación numérica en tus relojes

Del volcán que halla su salida
del centro de la tierra al cielo
En tu rostro: el dolor que se diluye
contorsiona tus gestos
que le dan el Adiós, a la sombra
del aullido de un lobo que hoy te visita.

Una caricia que se transforma en lágrima
en verdad:
una lágrima que se transforma
la caricia que calma
el canto de este lobo
que ahora te canta

IV

Permaneces sentada, como una estatua.

V

En la oscuridad más grande
de los laberintos, allende las sábanas
atravesando el borde de la cama
hacia las nubes que se marchan

¡En la negrura del tiempo de la noche
brillas con tu cuerpo!

VI

Halla su camino al cielo
Y por un momento la noche se convierte en día.

VII

La lágrima cae sobre mi corazón
y se ilumina la noche.
Un silencio susurra las palabras
que van regresando
del rincón
revela la muerte, nuestra muerte y
como un viento que va de paso
nos da nueva vida.

¡Luna que tiritas por la noche
que acoges en tu corazón el tiempo
poner mi corazón frente a tu vida
por si nos morimos
aullando como lobos
que renacen de las cenizas!

jueves, octubre 18, 2007

Habitación con vista

¡Guarda en tu cuerpo este océano
de palabras oscuras
que sólo se pronuncian
por la noche!

De tus caderas me queda
el recuerdo del agua
que las desborda.
Y la luna en tu pecho,
y tu pelo que danza sobre mi pecho.

Acostada tu cuerpo parece una nube
o el canto del cielo limpio.
La ciudad que nos cobija entre sábanas,
que te esconde y luego te empuja lejos
de la muerte

Empujada, te vas llenando de color,
tu rostro pálido se transforma
se converge hasta el paroxismo
de la siguiente acometida.

¡Las trampas que he de inventar,
en la madrugada –la hora en que tus senos brillan en la oscuridad!

Los olores, que se graban como signos,
como líneas, curvilíneas, y círculos y espirales
entrecruzados en el abrazo
en el cuello que recorre mi nariz, que inhala
tu aire, que se escapa por mis dedos
que se retiene en mi sangre.

Ahora me ves y yo veo:
Tu simpleza
Tus ganas
Tú,
Ondulante tú,
Tus piernas (no sé cuantas)
Tus dedos que aprisionan mi corazón
Y un silencio que se ahoga a nuestro rededor.

¡Ondulantes las formas que miras, las mentiras
que cargas, la capa de ozono que te cubre frente a los demás!

En la humedad de la noche, de tu cuerpo sobre el mío,
de mi mano en tus caderas, del tiempo que recuerda,
de la luna en las sábanas, del reposo en el ahora,
de mi mente que divaga, de la ciudad que se levanta,
y te levantará, y te llevará de mi lado si te vas
con estas palabras de la noche.

SUEÑO


Cuando escojo este ahora entre todos,
En mi pecho las caricias, el viento que sopla
Desde todas partes
Que baña el agua de las ilusiones.

Se abre el cielo

Bajan las aves y se transforman en reinas
Sus voces me ensueñan y desde mi centro
Desde todas mis extremidades
Desde lo que es en el tiempo

Quemo las fronteras

Me visto y me desvisto
Con trajes de otros que también son
Yo frente a un espejo
Yo de cara a mi cara

En las buenas maneras

Con el gusto de volver
Y seguir volviendo
Mientras algo se eleva por encima
De la niebla que impide ver

Las esperanzas sinceras

De este ahora, de mi carne levantada,
De la sangre que recorre los senderos
De los días que vienen con las olas
Del mar que fertiliza la arena.

Donde pongo un grito que recorre todos los vientos

lunes, octubre 01, 2007

Cusco

Llegamos a Cusco la tarde de un sábado. Después de encontrar un alojamiento incómodo, por no decir también inseguro, caminamos por la ciudad.
Como no teníamos rumbo, recorrimos callejuelas de piedras brillantes por el uso, plazas de rápidos vientos fríos y varias cantinas. Recorrimos los cerros y las tiendas, y el cielo se oscureció. Durante un momento no comprendimos que nos rodeaba una soledad extrema en un lugar desconocido. Nos detuvimos a fumar algo. Aparecieron entonces dos taxis. Les ofrecimos la mitad de lo que nos pedían por llevarnos a nuestro hotel. Aceptaron. Nos dividimos en los dos autos y surcamos la noche plateada y oscura de Cusco.
En las plazas del centro de la ciudad me había llamado la atención la tenue luz de las farolas que las iluminaban con la pureza de la luna. Las piedras aparecían, antiguas y remotas, por la voluntad del pabilo que iluminaba por aquí y por allá de la mano del viento. La penumbra mantenía vivos los espíritus ancestrales.
Cuando el recorrido se volvía más largo de lo que esperaba, y luego de advertir que la iluminación era diferente, supe que podíamos estar en cualquier punto de esta grandiosa ciudad. Sentimos miedo.
Poco tiempo después nos encañonaron con sendos revólveres mientras nos quitaban los objetos de valor. Yo, ebrio como estaba, me envalentoné y desarmé al que me estaba apuntando. No tuve tiempo para desarmar al otro. Nos robaron todo. Yo fui el único que murió.

jueves, agosto 16, 2007

MIKOLA

Impronunciable, como todo
Nombre que sabe a lodo,
Sal de desierto,
Sangre redomada de tu colmillo flemático.

Un encuentro siniestro,
Sábanas esculpidas en los misterios del gozo:
Primario, ingobernable, falso,
Variante de cicatriz.

El tiempo que abre grietas en heridas maceradas,
Tamizadas en alcohol

Y ante todo tu mirada:
Sobreviviendo a la ruina,
Abrevando la locura del cuerpo,

Y detrás de las costuras:
Grietas de la habitación que sostienen gemidos
Palideces roncas de un pasado oscuro
-la noche que todos tenemos, que pocos ventilamos-

Cuando el riesgo es seguir tus dientes ufanos de cuerpos,
Tus manos ablandadas en veneno humano,
Tu rostro experto, dispuesto siempre
A la crispación del gesto
-al amor y la muerte -
Y a sus variantes ignorantes:
Surcos de vida infame,
Silencios diaerríticos,
Abismos




Lo antinatural de respirar sobre otro cuerpo
Siempre se está solo.

jueves, agosto 09, 2007

Quién

¿Quién tiene derecho a estar vivo?
a poblar la montaña con los pies desnudos
a triangular sus ojos con el sol de mediodía
a recibir de las aguas el descanso
¿Quién tiene derecho a estar vivo?

domingo, agosto 05, 2007

Lima

Llegué a Lima una mañana, completamente borracho. En mi anterior parada compré, con cierto ingenio, una botella de ron barata y bien puesta.
Durante el viaje largo y frío bebí generosamente de la botella que había contrabandeado.
Contento ya, por la mañana, viendo correr las paupérrimas casas que se arriman a Lima para vivir, qué se yo, de sus desperdicios, sentí ganas de sacar la cabeza y los brazos por la ventana, y respirar la ciudad que me recibiría por algunos días.
En ese instante, un camión de carga que tenía poderosas vigas de madera a cada lado para proteger su mercancía chocó de lado contra el bus.
Realmente fue el raspón causado por dos vehículos circulando muy juntos y muy rápido.
Escuché un sonido y volteé. No recuerdo nada más.

martes, junio 19, 2007

LA SOLEDAD SÍ EXISTE

a nadie


Péndulo, que hoy macabro, navegas en oscuras aguas hacia la noche.
El arcano más profundamente limpio enloquece el candor del ojo.
Baile de círculos que no dejan de golpear: Nostalgia y dolor, vibración y armonía

NOSTALGIA

- Cada segundo recuerdo y me divido: Géminis entre espejos, vuelta.

- La puerta es puerta de nuevo y yo soy yo de nuevo, sin cortarme ni la lengua ni los párpados.

- Envueltas en el atado seco del destino, descansan las lágrimas del triste y las mías,

- blancas por la cal que limpia el hedor de las viseras negras que me sostienen.

- Fuego puro es la palabra que crea y triza a la telaraña del azar.

- Textura sombría encubre a la locura, la protege de la ambición que tejen los santos

- y destejen los segundos frágiles de las morales del ser. Suspiros frente a los vidrios del espejo.


DOLOR

- Es mejor no pensar en qué se piensa cuando pensar es el arma frente al mundo

- El bien y el mal se mueven por los ríos del dolor, envuelto húmedo que no limpia, que da forma,

- prisma que abanica las llagas con los vientos azules del desapego.

- Tormentosa estancia la del ser, condenado al eterno ciclo de respirar

- o patética ambición la del humano, que besa a diario el anillo de la pena.

- Puños cerrados frente al silencio de la mente


VIBRACIÓN

- Y viene el fuego en forma de serpientes doradas, pescando mentes, quemando esperanzas,

- rompiendo los eslabones más débiles de las cadenas más fuertes,

- mordisqueando el alma de los que duermen, borrando las huellas de pisadas inertes.

- El fuego se adentra, como magia, en la cabeza de los que no esperan nada

- cavando un túnel de silencio por el que se filtran los dioses y los diablos.

ARMONÍA

- ¡Están bailando la música de la primera estrella en la mañana! armonía celeste que fascina.

- El arcángel del fuego, el del odio y de la paz merodean con sus copas vacías en las cavas de los cristos.

- Veo a Jesús fumando marihuana en las puertas de la iglesia, con agua bendita para el sol canicular,

- y a Luzbel, que hincado llora a la sombra de la cruz, la que sangra por ver sus lágrimas, reventando las ampollas de sus manos


Pureza es la esencia de nuestros odios.
Las tribulaciones enseñan por qué ni la luna quema a las retinas
ni el sol lanza cuchillos envenenados hacia los centros.

La soledad se posa sobre la paz del triste,
quien se acuesta en un lecho de tréboles aún no marchitos

Somos uno, íntegramente solos, en la danza del caos que nos engulle

domingo, junio 17, 2007

Cadena de oro

Surcos de música labran el perfil de mi memoria
-canción nostálgica, velo del pasado.
¡Tantas almas las de una guitarra!
¡Tantas danzas las que tu mano sostiene!

Cada canto, en voz desgarrada,
invoca a la luz, a veces débil, a veces tenue
del dínamo yerto que en mi espíritu se sostiene.
Espíritu inquieto que a ratos reposa triste
sobre los parcos lechos fríos de las quebradas
en las que el ser se esconde de las miradas del mundo.
Espíritu que al cansancio, siempre tranquilo,
se arrulla en el calor de tu existencia.

Mano lumbrera que guía mi camino.
Cada línea, cada cana, cada silencio
reflejan, como en agua pura, el paseo de mi vida
oráculo que se teje en el laberinto de tus ojos,
-Presente, pasado y futuro en el suspiro
ahí, donde se abrazan los golpes de madre y de la vida,
las caricias de la paz y de la pena,
los puños del triunfo y de indignación
y de donde se desenreda la fuerza que me mueve y que me salva

Los callos que te ha dado la vida
son motivo y la constante imagen de mi anhelo,
ambición de ver atrás y ver algo grande
luego de las largas vueltas sobre este suelo hirviente,
siempre atendiendo a los sueños de los astros.

Estrella tú de tantas puntas como lunas en el tiempo,
y su péndulo que nos encierra en las espirales, rastros de su yirar.
Cadena de eslabones dorados y rojos, libros donde se hilan las leyendas
Alquimia santa que se genera de la misma sangre.

Padre y guía que me dio la vida
y que me da todo lo que la frase esconde

Hermano abnegado, endurecido por tanto dolor
y enaltecido con el corazón sereno de los sabios

Hijo que ante todo, guardó con orgullo la dignidad
y que guarda cada golpe con la sonrisa de los hombres buenos

Es tu figura discreta fuego en las noches de mi andar

martes, junio 12, 2007

a.-

que el cuerpo aguante yo no puedo...
el revés del vientre
la estupidez de la espalda

cuerpo:

habrá de cruzar tempestades este fuego
habrá que salvar la imagen si tarda el silencio
habrá que cegarse y creer en la palabra inmolada
habrá que negarse y creer en la pureza de la mácula.




b.-

Siempre hay una noche más,
luego el espanto
siempre se puede saciar el último rostro,
luego fingir,
siempre habrá el sonido de las piedras
en el horizonte del incendio.
No hay más luz que la del cuerpo inmolado
y tu revelación es un disfraz de encuentros,
lindes perdidas,
infiernos.
Siempre se puede vivir sin sueños,
luego el bardo.

c.-

Cuando el humo cese
escupiremos los recuèrdos
negaremos la insistencia del nòmbre
crearemos huesos roncos que limiten el espacio
de las sòmbras
jugaremos a no ver los jirones del crepúsculo
usaremos pàlabras sordas que nos arrastren en silencio
todo esto lo haremos como parte de la mayoría:
los muèrtos.

viernes, abril 27, 2007

renunciemos para no querer renunciar

tanta basura que hacemos por lo que creemos... Wilde dijo que no todo por lo que un hombre muere es necesariamente cierto ... y creo en eso. Damos la vida por lo que creemos, nos cortamos una mano si las cadenas nos ajustan demasiado, matamos si hay que hacerlo,morimos si debemos regar sangre para marcar territorio. La apatía y la mediocridad son palabras que suenan tan feo, que se les ve siempre de soslayo, con miedo a caer en ellas, pero sin embargo no dejan de ser rincones en los que el iluminado se refugia del mundo. No me malinterpreten, yo voy a morir por lo que creo, pero solamente kisiera no estar tan apegado a tantas cosas, kisiera ser un apático frente al dolor o un mediocre frente a la conkista o al amor o a la supuesta felicidad que andamos buscando. Kisiera tener una felicidad mediocre, no con 100 vacas, sino apenas cambiando leche por tomates, no con 100 poemas sino apenas leyendome entre mi hermanos, ustedes, los pocos que me leen y que verdaderamente me aprecian o me kachan o que se yo ... El humano es un animal inconforme, eso es lo que nos mueve, lo que nos motiva y lo que nos caga. Solamente kisiera no kerer nada, kisiera tener una apatia frente al espejo, cortarme estos pelos tan largos, meterme las uñas en las manos y arrancarme los parpados y la lengua. La poesía son puñales, que bueno que aun me guste ver como sangran nuestras almas, ver el dolor del esteban, los temblores del archer, la rabia del gordo... el mundo es una puta y nosotros somos clientes frecuentes del chow... aki habita la felicidad decia en los chongos griengos... yo creo que la felicidad habita en cortarnos todos los días algo de nuestro ser, desprendernos de algo valioso como yo me he desprendido en estos días, de mi propia piel, me la he arrancado y voy a botar esos cueros que me protegían de todo para sentir el viento, el sol la lluvia, para sentir todo como verdaderamente es, como algo que duele, que enseña y que da vida a traves de matarnos a diario... perdon por desahogarme aki, en este centro de estética..pero bueno, por ultimo y ya saben que me gusta la polemica y siempre ando dando la contraria... sigamos hermanos por el duro camino de vernos a nosotros mismos, de tratar de entendernos... cuenten con una mano si ya se han cortado la suya propia... salud y anarkia

jueves, abril 26, 2007

DESAPARECIDA

El cielo esta nublado; un tono opaco en las nubes anuncia la pronta tormenta. No recuerda la última vez que sonrió. Se siente encerrada entre concreto y luces; la ventana es muy corta; la calle, enorme, un río bravío que cruza el ganado de cíclopes, de ruedas y pedales, de focos que aparentan ser hoyuelos de una nariz larga y aplanada. Algo se retuerce en sus piernas, como un residuo, y la arrastra.

Adentro de un carro, tres hombres de caras borrosas escuchan la radio a alto volumen y en la calle algunas faldas se agitan, sobre la vereda. Quisiera odiarlos pero teme perder el tiempo: se pregunta por qué no es más fuerte; por qué no puede quitar su vista de ellos.

El techo es blanco y no le gusta. Mira el dibujo, pegado en la pared: la cima de una elevación. El frío entra por los pies descalzos y la cabeza que se confunde y pierde, como humo. Recuerda a las brujas que terminaban sus días con un salto; a la quebrada y de ahí, o las salvaba Satán, o las llevaba Dios para que paguen ¡Que digna muerte!, arriba el viento revelándose a las condenadas y fijando la trampa, abajo el público que, aunque siempre viera cómo el cuerpo se estrellaba y despedazaba entre las piedras, creía la ilusión, acostumbrado ya a la comedia.

Pero está entre paredes y un techo blanco. No puede huir: guardar la última pelea en el hogar; la de enfrentarse, para curar del hilo innombrable que hebra pesadillas, alucinaciones, convulsiones esporádicas. Después, cualquier cosa imaginable, mundos probables, todo promesas.

Llora, sentada en el suelo. Tiene miedo y lo transforma en ira, en rabia, niega lo que ve y siente. La respiración se hace lenta y la cabeza pesa. No podrá saltar; no hay fuego ni precipicio; no importa; no entiende qué le pasa; nada le pasa…

Más allá del techo un niño mira la televisión; una señora, sentada junto a una mesa, juega cartas; tres frutas y un queso maldicen del frío estúpido que los encierra. Llora y en el auto ríen. Tensa las manos y los brazos, e imagina aviones que colisionan entre las nubes. No puede respirar; un bebe muerto se ha atrancado en su pecho.

Cae de espaldas. La planta de los pies quema como una ampolla; arquea la espalda. Recuerda una cara no llegó a nacer, que sólo ella había conocido, que huyó y la raptó consigo. El piso la recibe, hueco. Cada convulsión, como descargas eléctricas que borran el cuarto, y la ventana, y la dejan sola, preciosa, la llevan a una montaña donde la esperan fantasmas de niños y madres, que repiten saltos al vacío y simulan estar vivos, y la reciben entre bailes, alegres de su regreso, mientras ella cae y ríe sin memoria

martes, marzo 13, 2007

retrato del silencio

La palabra se enciende y se evapora.

la ausencia traza una esquina
en el papel más gris de la memoria.

Fugaz, alguna forma se dibuja en ese impulso,
como tus piernas de península empedrada
que vuelan evadiendo esquinas de otra hora.

como tu piel desgastada de las sombras,
como un pie desnudo que se aleja de otro.

como la nostalgia
con sus uñas de madera que no arde,
como la muerte
con sus acuarelas de silencio.

martes, marzo 06, 2007

SED


La muerte no dejará de tener tus ojos.
Muertes desérticas para las sombras de la sed
montañas de cadáveres adquiridos en el abrazo
paralíticos que intentan sostener el vaso de la memoria
manos ineptas que ahorcan noches anhelantes
la oscuridad que se enraiza en los huesos
brisas de tinieblas
temblor alcohólico
vidrios de ti.

Las campanas quiebran la pérdida
catedrales destruidas de tanto grito
la violencia de perder la crispación
en amaneceres de viejas pieles
suerte de escombros.

Te has llevado todo menos la ausencia
nunca ceses de dejarme la sed.

* El formato del blog impide que el poema tome la forma de un vaso