sábado, mayo 03, 2014

Esto es todo


Yo sabía que había un tigre debajo de la cama, un orangután en el armario y una araña gigante dentro de un zapato.

Te amaba tanto que para que durmieras tranquila me levantaba por las noches y les daba de comer al tigre, al orangután y a la araña.

Como no me amabas te resultó fácil creerme loco y no quisiste más vivir conmigo.
Me obligaste a tomar un tren.

Casi todos los pasajeros descansan con los ojos cerrados.
Yo no.
No puedo relajarme.
Miro la luna por la ventanilla y pienso que estás dormida y que no sabes que hay un tigre debajo de la cama, un orangután en el armario y una araña gigante dentro de un zapato.

JOSÉ SBARRA

Preguntas de un obrero que lee


¿Quién construyó Tebas, la de las siete Puertas?
En los libros aparecen los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra?
Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién la volvió siempre a construir? ¿En qué casas
de la dorada Lima vivían los constructores?
¿A dónde fueron los albañiles la noche en que fue ter-
minada la Muralla China? La gran Roma
está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?
¿Sobre quiénes
triunfaron los Césares? ¿Es que Bizancio, la tan cantada,
sólo tenía palacios para sus habitantes? Hasta en la
legendaria Atlántida,
la noche en que el mar se la tragaba, los que se hundían,
gritaban llamando a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿Él solo?
César derrotó a los galos.
¿No llevaba siquiera cocinero?
Felipe de España lloró cuando su flota
Fue hundida. ¿No lloró nadie más?
Federico II venció en la Guerra de los Siete Años
¿Quién
venció además de él?
Cada página una victoria.
¿Quién cocinó el banquete de la victoria?
Cada diez años un gran hombre.
¿Quién pagó los gastos?
Tantas historias.
Tantas preguntas.

Bertolt Brecht

Obsesión de vivir

 Un poeta under al que se debe rescatar de su olvido:

¿A dónde iremos a dar con nuestra sangre sucia?
¿Habrá algún sitio para los solitarios,
para los que no compusimos sinfonías,
para los que no supimos hacer estallar en colores nuestra tristeza?
Para los que no hicimos concesiones,
para los empecinados,
para los que pretendimos el todo, la libertad absoluta y
nos quedamos con el ardor de la nada.

Habrá piedad para los que jugamos a cara ...
o seca
y perdimos?
¿A dónde iremos los que olvidamos sonreír en el
momento necesario;

los que no supimos retroceder
cuando retroceder significaba avanzar?
¿Dónde acabaremos los que nunca fuimos inocentes?
¿Quién se apiadara de los desesperanzados
cuando todo haya concluido
y hoy mismo
y esta misma tarde
y en este tedioso instante
quien golpeara la puerta para traer algo
que no sea indiferencia,
desprecio por nosotros,
asco de nuestras caras
o la boleta del gas?

¿En que infierno acabaremos los equivocados,
los que no fuimos genios,
los que no fuimos dioses,
los que sobrevivimos de prestado?
que conocimos la luz y nos detuvimos a jugar con las sombras?
¿Qué será de los vencidos ilesos?
¿Qué será de los fracasados?


José Sbarra