jueves, agosto 16, 2007

MIKOLA

Impronunciable, como todo
Nombre que sabe a lodo,
Sal de desierto,
Sangre redomada de tu colmillo flemático.

Un encuentro siniestro,
Sábanas esculpidas en los misterios del gozo:
Primario, ingobernable, falso,
Variante de cicatriz.

El tiempo que abre grietas en heridas maceradas,
Tamizadas en alcohol

Y ante todo tu mirada:
Sobreviviendo a la ruina,
Abrevando la locura del cuerpo,

Y detrás de las costuras:
Grietas de la habitación que sostienen gemidos
Palideces roncas de un pasado oscuro
-la noche que todos tenemos, que pocos ventilamos-

Cuando el riesgo es seguir tus dientes ufanos de cuerpos,
Tus manos ablandadas en veneno humano,
Tu rostro experto, dispuesto siempre
A la crispación del gesto
-al amor y la muerte -
Y a sus variantes ignorantes:
Surcos de vida infame,
Silencios diaerríticos,
Abismos




Lo antinatural de respirar sobre otro cuerpo
Siempre se está solo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

hijo de puta

demasiado hijo de puta

maestro... el resto es selva

Cœlispex dijo...

Aquí creo que se une forzadamente el concepto de unir palabras de gran expersión y lograr crear una cadencia. Como si no se escribiera para el lector, sino para que el escritor se demuestre que domina ciertas emociones básicas de manera complicada y eso hiciera a su texto "bueno"

Unknown dijo...

Concuerdo... selecciona palabras para que brillen cada una encima de la anterior y en algún punto se confunden los conceptos. Claro, la imagen final (no sé si antinatural) se sostiene de por sí, pero la forma de llegar a ella son muchas y ninguna a la vez. Talvez usando un pincel más delgado.