domingo, septiembre 17, 2006

Los que caminan de noche

A Diego

Si se sentasen a recordar
como árboles
aquellas noches perdidas en la gran noche
y la sangre que aprisionaron sus puños

Si cambiaran sus nombres, sus rostro
la luz que los dio a luz
si perdieran en el humo de una explosión
el astuto recurso para callar

Sólo entonces, sin certidumbres
sus dedos serían mutilados
el día, lejano, tan lejano
que de sus sonrisas no vierta el llanto

Ajenos a la muerte
ocultos de la vida
prendidos de un llamado que no existirá
comparten la desigualdad de las noches y las sombras

Pero en las mañanas,
cuando vuelven a sus sombreros
y las manos plantean nuevos lamentos
piensan que las letras y la sangre son uno

2 comentarios:

mi pseudonimo dijo...

que hermoso hermano, esa sencillez me ha llevado a dar una vuelta por el circulo que nos atrapa... me hace pensar que todo lo que esta afuera del circulo no necesariamente es inalcanzable... que bakan leer esos dos instantes que medio definan mas de la mitad de todo lo que creamos y todo lo que creemos... hay que sentir hermano, fundir sangre y letras y hacerlo con la pasion misma con la que respiramos, casi sin darnos cuenta, fluida invisible y absolutamente vital y necesario...

extra-terrestre dijo...

"... las letras y la sangre son uno".. re bacán... hay una pasión contenida en estos versos, derramados como la sangre voluntaria, con cierto tinte de resentimiento, de dolor.. Te felicito.