martes, septiembre 19, 2006

REMINISCENCIA



Después de mirar a su alrededor pensó que la noche en aquel lugar era tal como la recordaba. Quizá era mejor así, más fácil. Se dio cuenta de que no había olvidado al pueblo como hubiera querido, que todos esos años de ausencia no eran sino la confirmación de un deseo inalcanzable, de un engaño. Si algo odiaba no era más que descubrir en sí mismo la angustia, terrible y definida, de aquel pueblo que no quería reconocer como propio. No tuvo otra alternativa mas que aceptarlo cuando, en la niebla de una madrugada que le pareció repetida, apoyándose en su bastón, bajó del autobús destartalado y miserable que lo había devuelto a aquel lugar, vomitándolo al frío de una estación que parecía erigirse únicamente para él, para recibirlo con un familiar sarcasmo muchos años después de haberlo despedido con familiar desprecio.

Alguien escuchaba en la radio un bolero debilitado. Cuando el ruido del autobús se había perdido, confundiéndose con las primeras luces del amanecer oscurecidas por la niebla -esa niebla gris y amarillenta que pesaba más que el revólver que llevaba en el bolsillo de su gabardina-, echó a andar. Sabía que llegaba al pueblo donde tantos años atrás había muerto, para morir de nuevo. Sus pasos eran los de un anciano.

La casa era tal como la recordaba. Un niño lloraba en el interior. En el jardín pesaban aún las señales de una lluvia fuerte. Sintiendo la humedad, él también se echó a llorar. No necesitaba llave alguna: desapareció tras la puerta. Una luz se encendió dentro del hogar. Sólo un disparo se escuchó detrás de las viejas paredes del caserío. No hubo más llantos.

4 comentarios:

mi pseudonimo dijo...

siempre se vuelve, o la mente o el cuerpo, pero siempre, no podemos alcanzar quiteud...piesno tanto en esos dias mios, en la vejes, la nostalgia y el miedo, trato de acercarme a una certeza en mi sentimiento, aferrarme a algo que sienta aunque sea por el simple hecho de trabajar la sensibilidad... siempre resulta algo desolador, parecido a lo que el hombre siente al volver a su pueblo tan igual... pocas veces alguien que escribe logra imprimir frio en sus letras, vos lo hiciste pana, que bacana historia, re fria... justo con la proximidad del invierno y el cordonazo... pero siempre está el otro lado... un abrazo mi pana

Anónimo dijo...

Un anhelo de permanecer en el mismo lugar donde no aspiro estar y perdurar para nunca más ser. Una breve y luego perpetua sentencia, de verdad fría. Me encantó el relato.

Cristina Arboleda dijo...

este textito es una ola que te coje desprevenido jeje.. y me llego tanto, como cuando se te mete agua a las orejas y tienes que saltar en chulla pata para que salga... porque aqui estoy yo, lejos de casa, lejos de mi gente, de ustedes, y los ultimos a~nos a veces me pesan tanto, como si fuesen cien... y aqui estoy yo, esperando el regreso. y me acorde que antes de venir cuando estaba en tu casa, despidiendome me parecio que recogia mis pasos, con la nostalgia de los muertos. te quiero mucho mi chamito.

extra-terrestre dijo...

Gracias x el comentario cristi... te quiero mucho también... Yo he recogido esos pasos también, y yo he muerto de nostalgia. Sin embargo, aún tengo tus huellas, y aquí estoy, esperándote. Cuando quieras ven a recogerlas. Acá quizás están de más.
Un abrazo a la distancia, pero nunca distante.