martes, agosto 08, 2006

DIOS NIGROMANTE

Sentado frente al desfile, cansado.
Con las rodillas llenas de sangre, las manos duras
y las penas desnudas bailoteando alrededor de mi corona.
El suelo caliente marca el devenir del tiempo:
ríos, piedras fundidas en un grito, canto para ciegos enamorados.
La luna y su incesante parpadeo,
los días tambaleándose entre luz y oscuridad
al igual que las mil metáforas de los hombres

El diario ejercicio de la nigromancia
sacude mi paz, la que habita
dentro de las tantas muertes a las que acecho,
el orgasmo, el sueño, la risa,
la envidia de un dios que a diario se humaniza
por los dos segundos en los que me despoja de todo
y me arroja a la vigilia de la vida y el tiempo.
Me despierta y, como títere de humo,
hace que mi vida penda del viento impredecible.

Los diamantes del sol trizan mi mirada de cristal,
el ojo cíclope de la noche masturba mi tristeza.
Esta existencia tan mía, transfigura en un ente
que repta, deseoso de ver a sus encías
ensangrentadas por haber mordido hasta el último reloj,
el ultimo segundero, la ultima melodía humana.

Infame hijo del sol y de la luna
tiempo arcaico de Mayas, de Celtas, de Incas,
ennegrecido por el humo de las industrias,
elevado al espacio sublime del miedo
en donde el hombre ve su condena
en ese caminar musical que surca
fértiles suspiros llenos de odio.
Siempre detrás del inevitable fracaso,
siempre huyendo del postrero silencio.

Tiempo de piedra, no te congeles
desaparece...conmigo

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres genial! Si creo que existe algún Dios ahora quisá jamás permitiría que me augure o me conceda nada, ya basta con mi libre albedrío para llegar a ser -o talvés no- la imagen y semejanza, el polvo de lo que dicen tus palabras

Atentamente
Jenny

extra-terrestre dijo...

La rutina de un dolor que hemos olvidado sentir... una voz poética desgarradora, agonizante, desesperada... sentada frente al desfile, cansada, como un espectador de sí mismo... después, la imagen del dios, lúdico, terrible... La voz poética ya no es espectador sino objeto lúdico de la divinidad.
Lo absurdo no parece tan absurdo cuando se reitera infinitamente. Por eso la rutina es tan terrible.

Y claro, el tiempo... quisiera poder hablar del tiempo...

Anónimo dijo...

Tat Twam Asi