Revista ecuatoriana de creación literaria
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domingo, mayo 14, 2006
Lugar común
Quiebra el pasillo, raudo, ajeno al mundo, cruza dos puertas paralelas, desteñidas e idénticas, antes de entrar en la suya .
Ha sido estricto en la rutina; pestañear, deprimirse del otro, del reflejo, vestir el traje descosido y plateado, última huella de la adolescencia perdida y el simpático orgullo. Ha procurado ataviar la costumbre: sonrió a ojos, manos, gestos estudiados, imprecisos e inútiles, se quejó del tiempo y las canas, observó al amor que espera y no pide, acompañó al alcohol.
Se siente exhausto, agotado de la inmensa responsabilidad de ser un nadie entre los miles de nadie que la ciudad reúne y distingue. Está cansado de la representación histriónica, sistemática, ineludible y vital.
Cierra la puerta, deja la pluma infame, borra la imagen última, se acuesta, enciende un tabaco, acerca la navaja y se abandona al oprobio.
Lamentablemente, también eso, estaba previsto.
Ha sido estricto en la rutina; pestañear, deprimirse del otro, del reflejo, vestir el traje descosido y plateado, última huella de la adolescencia perdida y el simpático orgullo. Ha procurado ataviar la costumbre: sonrió a ojos, manos, gestos estudiados, imprecisos e inútiles, se quejó del tiempo y las canas, observó al amor que espera y no pide, acompañó al alcohol.
Se siente exhausto, agotado de la inmensa responsabilidad de ser un nadie entre los miles de nadie que la ciudad reúne y distingue. Está cansado de la representación histriónica, sistemática, ineludible y vital.
Cierra la puerta, deja la pluma infame, borra la imagen última, se acuesta, enciende un tabaco, acerca la navaja y se abandona al oprobio.
Lamentablemente, también eso, estaba previsto.
viernes, mayo 12, 2006
Catedral
Ciento veintinueve mil seicientos segundos atrás
mi alma se reclina en tu cuerpo
Vacío
busca la catedral.
Reminiscencia de héroes
lejanos.
Tres mil trescientos cinco años atrás,
la catedral ataviada de broncíneas armaduras.
La catedral
Semejante a dioses antiguos,
Lanza mortales saetas
desde las alturas olímpicas.
Eres el dios esmintio del arco exacto
y a la vez el héroe ligero que cae
y se disuelve en el polvo.
Sagradamente,
dejaré que soples tu aliento en mi boca,
romperé las promesas divinas.
Me entregaré
cada tarde
efímera.
Cuarenta y tres mil doscientos segundos atrás
rituales y ceremonias infinitas
se simplifican en mis ojos,
que solo existen por el instante
en que se abre la catedral.
C. A.
El vacío imprime letras
tus pupilas exceden
las cuerdas de tus ojos
i les brotan pelos
i se secan
i enrojecen
i en un acto
de la más agresiva soberbia
compiten con el crepúsculo
dejándose sangrar
P. C.
i les brotan pelos
i se secan
i enrojecen
i en un acto
de la más agresiva soberbia
compiten con el crepúsculo
dejándose sangrar
P. C.
Me pides un ojo
El (la) DOBLE
estar afuera
cuando no existe
nada
o más bien
cuando la nada
existe
o más bien
cuando no existo
en nada
entonces afuera
atrás del tiempo
atrás del espacio
retrasado
siempre
retrasado
llegar siempre tarde
tarde al nacer
tarde al abrazo
tarde
C. A.
nada
o más bien
cuando la nada
existe
o más bien
cuando no existo
en nada
entonces afuera
atrás del tiempo
atrás del espacio
retrasado
siempre
retrasado
llegar siempre tarde
tarde al nacer
tarde al abrazo
tarde
C. A.
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