martes, enero 27, 2009

LARINGITIS

Sobre la gran montaña se eleva un sol naranja.

Las nubes brillan en lo alto y
el cielo transparente se cubre de celeste,
sobre la bóveda,
más lejos,
estrellas, a una distancia inalcanzable,
abrigando sistemas
en un segundo,
en una mirada que se eleva al cielo,
sobre un recuerdo, sobre un llamado
que se puede iniciar en el principio,
ése,
el primero.

Un sol en una tarde,
y la mirada en los rostros que lo ven,
desnudo y enorme,
sin fin.

La mentira y el tiempo.
El poema que escribe una niña en su cuarto.

Los gemidos detrás de un árbol.
Todos.
Ninguno.

Echados frente a la caja; programándose. Millones
Conduciendo, con alguna dirección.
Empolvando sueños,
Inmundicia.
Ajenos, próximos.
Y en cada rincón las sombras.

Y los que se espeluznan.

Con pelo cobrizo y corona.
Una corriente del mar
sin más fuerzas que el azar.

Guerra y religión.
Razón.

Libertad. Todo. Tarde.

Así fue. Amén.
Ama. Amor, América.
Amada.

Amanece y anochece.

Y un reino de frente al Sol.
Se descuajeringa.
Se arrima a la océana.
Se acurruca y ronca.

Pero todavía es temprano.
y el sol que brilla sobre el cielo.
viene y recuerda
los recuerdos recuperados

Sobre la gran montaña.
en la ciudad, un atardecer y una letra.

3 comentarios:

Gonzalov Cx. dijo...

Ah todo el muelle es una saudade de piedra!
Y cuando el navío zarpa del muelle
y de repente nos fijamos en que se ha abioerto un espacio
entre el muelle y el navío
me viene no sé por qué una angustia reciente,
una niebla de sentimientos de trsiteza
que brilla el sol de mis angustias reverdecidas
como la primera ventana a la que llama el alba
y me envuelve como el recuerdo de otra persona
que fuese misteriosamente mía.

Oda marítima, Alvaro de Campos

ME alegra que sigas manteniendo la página activa brother...
Salud2

Quinquina dijo...

es inmenso...

Santiago Soto dijo...

como diría un querido editor
el sentido está oscuro
pero es bello el trazo