martes, julio 29, 2008

LA REINA DEL JARDÍN

I

Ella tiene dos cuerpos malditos.

Se esconde bajo su géminis perverso.

Es rubia y negra, camina por la calle, zarrapastrosa en viernes,

y hiede a los perfumes perversos de las flores dominicales

Cada hombre ke la toca siente asco o se enamora.

No tiene ni cree en la esquizofrenia.

La música es una ola, perpetua, móvil,

el vaivén que viene y luego la abandona

Tiene el poder de la lengua y la palabra.

Su saliva huele a opio y loto.

Cuando reza, levanta y baja la mirada, ríe y hace silencio,

carga a dios y al diablo

ambos muertos a filosofíazos,

con herejía y ciencia,

con tiempo,

con verdades y mentiras.

Se deleita al gastar sus días imaginando el dolor ajeno,

y trabaja, escurridiza, en los huesos del hombre,

bebiendo su médula, despojándolo hasta de la dignidad,

alimentando su cuerpo y su vida con la sangre del otro y su esencia.

Cuando fuma sus cigarros, que llevan caléndula, tréboles y gotas de láudano,

la mirada perversa, tremolando, y escondida en la noche, entre la lágrima y el sueño,

libera un hechizo de paz, relieve de su maldad dibujada bajo una mano estremecida,

que destruye con sombra cada pisada débil, inquieta o distraída del que busca un alivio.

Disfruta en su jardín de las tardes sin sol, los domingos se baña, deshojando cada pétalo

de las ofrendas ciegas del amor, en agua de aroma dulce, resaltado con la sal del llanto.

Sale en viernes, ropón de madre encima, mira a los mendigos que estiran la mano buscando sólo caricias, buscando otra mano, y se acerca y la engulle en un salto frenético

II

Se acerca algo y da la vuelta, mira la luz y se estremece,

baja los ojos y le grita al diablo que siempre le escucha

y le consiente, encorazándola y cediendole el poder de la lengua

Va de negro, pues la luz con luz no va al caos.

Ese aliento que entumece el alma corrompió la luz del que se acercaba…

Ha guardado en un frasquito un poco de esa sangre dulce para su baño.

III

Hoy viene de luz, rubia y con sonrisas, el silencio juega el papel de dios.

Cada sentón suyo significa una mancha roja sobre los lechos del triste.

Hoy se acerca a mí, conozco su hábito y salto. Sé que voy a perder, juego a perder.

Me persigue, me ofrece amor, baila azules melodías salidas de su adentro,

con el acompasado ritmo del llanto y su alegría…

El loto que me ofrece va bien con este cigarro suyo, compartido en la euforia de la cama.

IV

Con odio, rencor y venganza escribo.

El esfero se me clava en la mano zurda.

He vuelto a donde ella y me embriaga ese vaho a leche y vida.

Con tanta fuerza le abrí las piernas y la golpeé por lo que vi.

Y respondía ella con la risa y el silencio, sentada entre dos espejos.

El vaso con puntas se incendia en mi mano que tiembla.

Lo arrojo con fuerza y borro con mi sangre la sangre de ella, asentada hasta en mi ropa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

bien carajo!
v.v.

DP dijo...

www.kepereza.blogspot.com

coordialmente invitados

att: galimatías

Anónimo dijo...

me abrí una botella en tu nombre...y las piernas también